Katz’s Delicatessen es una auténtica experiencia para las papilas gustativas. La oferta gastronómica de Nueva York es prácticamente interminable, sin embargo los deliciosos sándwiches de pastrami de Katz’s son inigualables. Desde que se fundó en 1888, este establecimiento de delicatessen es toda una institución en la Gran Manzana y visitar 205 East Houston Street, en el Lower East Side, es obligatorio en toda visita a la ciudad de los rascacielos.
El menú de Katz’s tiene como plato estrella el sándwich de pastrami. Se trata de un emparedado de pan de centeno acompañado de mostaza y con un corte de carne condimentada que ha pasado por un proceso de salazón en salmuera para posteriormente ser ahumada y cocida al vapor.
Un manjar del que presumir, tal y como se hace en la página web oficial del deli. “Sólo seleccionamos los mejores cortes de carne para nuestra carne en conserva, pastrami, ternera y otros alimentos de calidad. Nuestra carne en conserva y pastrami se curan utilizando un método más lento, que le da mejor sabor, sin inyectar productos químicos, agua u otros aditivos para acelerar el proceso”.
Se calcula que a la semana se sirven 6800 kilos de pastrami, además de 3600 kilos de carne en conserva, 910 de salami y unas 4000 salchicas. Sí, has leído bien, toneladas de carne semanales en Katz’s.
La historia de Katz’s Delicatessen
Katz’s no siempre se llamó así. De hecho, no siempre fue de la familia Katz. El negocio lo fundaron los hermanos Morris y Hyman Iceland, y no fue hasta 1903 cuando se sumó al negocio Willy Katz. Siete años más tarde, en 1910, Benny Katz, primo de Willy, compró la parte de los hermanos Iceland y la empresa pasó de llamarse Iceland & Katz a lo que hoy conocemos como Katz’s Delicatessen.
El factor social y la inmigración fueron factores claves para la consolidación de Katz’s como un icono de Nueva York. En los años 50 del siglo XX, el Lower East Side acogió a una gran cantidad de familias que llegaban a la Gran Manzana, precio paso por Ellis Island. Rápidamente se formó una comunidad muy asentada y que no salía mucho de esa área debido a la falta de una red de transporte público que permitiese moverse con facilidad por la ciudad. Una comunidad que pronto hizo de Katz’s uno de los puntos de reunión del barrio.
Con el tiempo y debido al aumento de popularidad del Yiddish Theatre, la clientela habitual de Katz’s vio como el local iba recibiendo cada vez a más actores y cantantes de la época, que a su vez arrastraron a otros colegas de los teatros de la 2nd Avenue. Por este motivo, la clientela del restaurante se fue ‘descentralizando’ y la fama de Katz’s creció más allá de los círculos de inmigrantes de la zona.
Sin embargo, fue durante la Segunda Guerra Mundial cuando la empresa se convirtió en todo un icono. Los hijos de los propietarios del deli se fueron al frente y Katz’s traspasó fronteras. Era muy común que las familias de los soldados enviasen comida a los suyos, por los que Katz’s hizo de esta tradición su propio slogan. La frase “Envía un salami a tu hijo en el ejército” no pasaba desapercibida para nadie y, aunque fuese de forma indirecta, el negocio se hizo ‘internacional’.
Katz’s Delicatessen fue cambiando de propietario a medida que los miembros de la familia iban falleciendo, hasta que en 1988 se dio la situación de que la saga llegó a su final y no hubo ningún descendiente a quien dejar la empresa. Fue entonces cuando los dueños de Katz’s vendieron el restaurante al hijo del chef del restaurante, que decidió mantener el nombre y el modelo de negocio intactos. Y así ha llegado hasta nuestros días.
Comer en Katz’s, toda una experiencia
Ir a Katz’s no es igual que ir a cualquier restaurante convencional. Nada más entrar en el local, todos los clientes reciben un ticket rosado, numerado y con una cuadrícula, que deben conservar hasta que abandonen el establecimiento. El siguiente paso es buscar una mesa libre y acto seguido acercarte al enorme mostrador a hacer tu pedido, acudiendo a la zona indicada dependiendo si se va a encargar un sándwich, un hot dog, bebida, patatas fritas… Si lo que se pide es el plato estrella de sándwich de pastrami, normalmente los cortadores se tomarán su tiempo para preparar ese delicioso bocado a conciencia, obsequiando a los visitantes con una pequeña degustación para hacer más llevadera la espera.
En el momento que se hace entrega del plato con los sándwiches ordenados, junto con un acompañamiento de pepinillos XXXL, el cortador pedirá al cliente el ticket de la entrada y apuntará la cantidad de comida servida. Si son varios comensales, el cortador anotará todo el pedido en un mismo boleto, ¡pero que a nadie se le ocurra tirar los tickets sin usar porque te los pedirán a la salida! En el caso de que algún cliente no tenga su ticket, la dirección de Katz’s le cobrará un recargo de 50 dólares.
Ya de vuelta en la mesa, los comensales de Katz’s disfrutarán de su comida bajo la atenta mirada del incontable número de celebridades que plagan las paredes del local en forma de fotografías. Los visitantes más famosos han sido inmortalizados durante años y años, pasando a engordar un improvisado Wall of Fame en el que todo el mundo encontrará alguna cara conocida, sin importar la generación a la que pertenezca cada uno. Actores, músicos, deportistas, cineastas, políticos, estrellas de la televisión, personalidades del mundo del entretenimiento… En los muros de Katz’s no se discrimina a nadie.
Con el estómago lleno y las papilas gustativas disfrutando de fiesta, llega el momento de pagar. Aquí es cuando hay que sacar a relucir los tickets. Para salir de Katz’s hay que pasar por caja sí o sí. No hay manera de burlar a los gigantones porteros que custodian la puerta junto a la que se encuentra el cashier donde se debe entregar tanto el boleto con el pedido apuntado como los que estén sin usar, teniendo que haber el mismo número de recibos que de comensales.
Al pagar en caja recomendamos echar un vistazo a la oferta de merchadising de Katz’s, pues si no te llevas una camiseta del restaurante te vas a arrepentir en un futuro, cuando recuerdes tu visita al deli más antiguo de Nueva York. No digas que no te habíamos avisado.
Datos de interés
- Dirección: 205 East Houston Street
- Horario: De lunes a jueves, de 8:00 a 23:00; viernes, de 8:00 a 00:00; sábado, abierto 24 horas; domingo, de 00:00 a 23:00.
- Precio: 20-30 dólares por persona.
- Web: katzsdelicatessen.com
