New York es conocida como la capital del mundo o la ciudad que nunca duerme, pero también como la meca del deporte. La Gran Manzana tiene múltiples alicientes: monumentos, edificios, espectáculos, parques, museos, puentes, musicales… La Estatua de la Libertad, el Empire State Building, el Radio City Music Hall, Central Park, el MET, el Puente de Brooklyn, el Rey León… Pero también el Madison Square Garden, The World’s Most Famous Arena. Sin duda ni discusión posible, el recinto deportivo y de entretenimiento más famoso del mundo.
El Garden, como se le conoce New York (‘El Madison’ es algo que sólo decimos los españoles y que desconcierta por completo a los locales), es una visita prácticamente obligada cuando se viaja a Manhattan. Se puede ir un partido de baloncesto o de hockey sobre hielo, a un concierto, a un rodeo, a un concurso canino. Y, vayas a lo que vayas, no se puede dejar pasar la oportunidad de inmortalizar el momento con una foto. La misma que se hace delante todos cada uno de los monumentos de la ciudad. Estamos hablando del escenario de acontecimientos que han pasado a la historia. De un auténtico icono neoyorquino. Aunque no podemos pasar por alto que el MSG actual no es el primero que ha existido en la ciudad, sino que se trata del cuarto edificio, no siempre levantado en la ubicación que hoy conocemos.
Más de uno se confunde y piensa que el Madison Square Garden está en el parque con el mismo nombre, el Madison Square Park, ubicado en Madison Avenue, entre la 26th Street y la 23rd Street, bajo la atenta y majestuosa mirada del emblemático Flatiron Building. Obviamente no es así, aunque dicho pensamiento no deja de tener algo de fundamento debido a que, aunque el MSG actual esté en otro emplazamiento, el edificio original sí que se levantó allí, entre 1879 y 1890.
En aquel lugar había una pequeña estación de ferrocarril que llegaba hasta el barrio de Harlem. Por aquel entonces se trataba de trenes que marchaban por vías elevadas, similares a las de algunos tramos en la red de metro de New York por la zone del East River o similares a las que hace unos años se han ido convirtiendo en el paseo turístico que es el Highline Park próximo al Hudson River. De un modo u otro, en 1871, dicha estación cambió de ubicación y se trasladó a la 42nd Street, lo que con el tiempo sería Grand Central Terminal, y el hueco dejado en fue aprovechado por el hombre de negocios y showman P.T. Barnum para comprar los terrenos y construir un recinto oval y con graderío al aire libre que abrió sus puertas en 1874.
El primer Madison Square Garden
El conocido como Gran Hipódromo Romano pasó por diferentes propietarios a lo largo de su existencia. Allí se celebraron eventos de todo tipo, desde conciertos a concursos de belleza, pasando por combates de boxeo, una práctica deportiva ilegal en aquella época. Como anécdota, comentar que aquellas veladas se les llamaban ‘conferencias ilustradas’ para poder evadir la ley.
Aquel espacio tuvo varios dueños, entre los que destacó Commodore Vanderbilt, miembro de una de las familias más adineradas de Estados Unidos, a quien sucedió su nieto William K. Vanderbilt en 1879. Éste asumió personalmente la gestión del recinto y se empeñó en darle una personalidad propia. Para ello lo rebautizó y le puso el nombre de Madison Square Garden, antes de dar su toque particular al catálogo de eventos que allí se celebrarían. Hubo de todo, incluyendo alguno tan bizarro como la exposición de un elefante comprado al zoo de Londres. Sin embargo, pronto se quiso tomar un rumbo claro y el deporte se convirtió en el principal aliciente, centrándose en un principio en carreras atléticas. Sin embargo, el evento estrella siempre fue el ciclismo en pista, para lo que creó un velódromo de curvas peraltadas con el que aprovechar la popularidad de este deporte en Estados Unidos, en el que los ciclistas eran estrellas y personalidades importantes del momento. Tanto fue así que estas pruebas dieron su nombre a la disciplina olímpica de ciclismo en pista conocida como Madison y que se ha disputado en los años 2000.
De un modo u otro, el MSG original no tuvo una vida muy longeva. Se trataba de un recinto al aire libre en el que era muy difícil lidiar con los fríos inviernos neoyorquinos y los húmedos y calurosos veranos de la Gran Manzana. El público no terminó de responder como se esperaba y el edificio terminó por no ser rentable económicamente. Una situación que llevó a Vandervilt a venderlo a un grupo empresarial formado por otros magnates de la época como J.P. Morgan, Andrew Carnegie, James Stillman o W.W. Astor entre otros. Nombres que, más de 125 años después, siguen teniendo un enorme peso financiero a nivel mundial. Este holding decidió demoler el edificio y construir otro en el mismo terreno, llamándolo igual que su predecesor. En 1890 nacería el segundo Madison Square Garden.
El segundo Madison Square Garden
Este nueva versión del Garden fue diseñada por Stanford White, el arquitecto más notable de finales del S. XIX y principios del XX. Curiosamente, en su inauguración, se convirtió en el edificio más alto de la ciudad, gracias a una torre minarete coronada con una estatua de Diana. Como dato para barrer para casa, esta torre era una copia de la Giralda de Sevilla y tenía una altura equivalente a 32 plantas y servía como seña distintiva de lo que pasó automáticamente a ser uno de los iconos de la cuidad.
El recinto principal interior del segundo Madison Square Garden era espectacular. Sus medidas de 61×148 metros le hicieron el más grande del mundo en la fecha, con un total de 8.000 asientos permanentes, un teatro con capacidad 1.200 personas y una sala de conciertos para 1.500 espectadores. Además tenía el restaurante más grande de New York y un jardín-cabaret en su azotea. Toda una joya con reminiscencias moriscas y costó 3 millones de dólares de la época y se puso a la altura de otros emblemas de la Gran Manzana como Central Park y el Brooklyn Bridge, hasta el punto de que a su inauguración asistieran 17.000 personas, que llegaron a pagar hasta 50 dólares de la época.
La repercusión que tuvo este MSG le convirtió uno de los recintos de espectáculos más importantes en el primer cuarto del S. XX, aunque no todo fue tan bonito. Lamentablemente no llegó a ser un negocio tan rentable como parecía sobre el papel y, en 1925, la New York Life Insurance Company, el banco que había concedido el crédito para la construcción del edificio, se hizo con el control del mismo y, ante la poca viabilidad económica, acabó decidiendo su demolición.
El tercer Madison Square Garden
No tardó demasiado en levantarse el Madison Square Garden III, que se construyó mucho más arriba en el plano de Manhattan, en la 8th Avenue, entre la 49th y 50th Street, en la zona conocida como Hell’s Kitchen. Sin embargo, se decidió mantener el nombre original. El promotor de boxeo Tex Richard, quien pasaría a la historia neoyorquina como el fundador del equipo de hockey sobre hielo de los New York Rangers, consiguió juntar un grupo de más de 600 inversores y encargó el edificio al constructor de teatros Thomas W. Lamb. El precio final de este nuevo MSG fue de 4.75 millones de dólares de la época y se levantó en un tiempo récord, tardando sólo 249 días en construirse, empezando las obras en enero de 1925.
El estilo de este MSG era completamente distinto al de su predecesor. Arquitectónicamente, el edificio tuvo mucha menos transcendencia que las versiones previas, pero aun así contó con una dimensiones impresionantes. El espacio principal tenía 61×114 metros y asientos se distribuyeron en tres niveles para albergar hasta casi 19.000 espectadores, en veladas de boxeo, el evento de mayor capacidad. Lo malo fue que su diseño era muy deficiente y los espectáculos o partidos de hockey o baloncesto no gozaban de una visión buena si no se estaba cerca de la pista. Además la ventilación era otro pero importante, sobre todo cuando estamos hablando de una época en la que se podía fumar en el recinto. Esto hacía que se formase una auténtica nube de humo en los niveles superiores y el ambiente estuviese desagradablemente cargado.
Pese a todo, los Rangers de la NHL y los New York Knicks de la NBA adoptaron el tercer Garden como su casa, además de ser escenario de eventos históricos más allá del deporte. Desde actos relacionados con el boicot a la Alemania nazi a, paradójicamente, el polémico mitin del German American Bond, pasando por el famosísimo “Happy Birthday, Mr. President” de la diva Marylin Monroe al presidente Kennedy.
El Madison Square Garden actual
El edificio estuvo activo hasta 1968, coincidiendo con la apertura del cuarto y por el momento actual Madison Square Garden. El MSG IV, situado sobre Penn Station, fue el fruto del error histórico de la demolición de la estación ferroviaria original, después de que, en 1960, el presidente de la compañía automovilística Graham-Paige llegó a un acuerdo con la Pennsylvania Railroad para comprar los derechos para poder construir en esa zona. De este modo, el Garden abrió sus puertas el 11 de febrero de 1968, en pleno corazón de Manhattan, entre las 7th y 8th Avenue y la 31st Street y 33rd Street. Una ubicación que dio origen al apodo de ‘palacio de las tres mentiras’ que tiene el edificio, haciendo referencia a que no está en la Avenida Madison, no es una plaza (square) y tampoco un jardín (garden).
El Garden actual se compone del MSG en sí mismo y el edifico 1 Penn Plaza, terminado en 1972 y adosado al recinto deportivo y de espectáculos. Actualmente es el espacio de conciertos con más actividad del mundo, sólo por detrás del O2 Arena de Londres y tiene una capacidad de hasta 20.000 espectadores, además de contar con un teatro de 5.600 localidades. Su forma cilíndrica es su mayor seña de identidad y permite la presencia de elemento arquitectónico destacado como su cubierta, suspendida mediante cables de acero que parten de 48 columnas metálicas perimetrales. Esto hace que goce de una tipología estructural que permite la existencia de un espacio interior totalmente diáfano y sin pilares. Toda una obra de ingeniería que es todavía más admirable al ser consciente de que estos cables soportan el techo de madera del recinto y otros dos pisos más sobre el espacio central del Garden.
El edificio necesitó de diversas renovaciones con el paso del tiempo. La primera de ellas tuvo lugar en 1991 y costó alrededor de 200 millones de dólares. Este dinero se empleó para lavar la cara de las instalaciones y construir 89 suites donde antes se encontraban los asientos del nivel más alto del Garden. Además se mejoraron los aseos, se cambiaron los vestuarios de los equipos locales, es decir, los Knicks y los Rangers, se colocó un nuevo sistema de ventilación y se limpió por completo la imagen del recinto al sustituir los asientos existentes por unos acolchados de color verde y morado que se convirtieron en todo un clásico del MSG durante años.
Una segunda renovación del Madison Square Garden tuvo lugar hace mucho menos tiempo, en 2011, y permitió que los Knicks y los Rangers pudieran comenzar la temporada 2011-12 en un MSG con unos interiores completamente nuevos. Hablamos de un entorno mucho más señorial y con una impresionante pasarela flotante que se terminó antes del inicio de la campaña 2013-14 y facilita la circulación de aficionados alrededor del recinto sin que se vea comprometida la diversión de aquellos que permanecen en sus asientos. Además esta disposición sirve como zona reservada para los medios de prensa y las cabinas radiofónicas y televisivas, tal y como podemos comprobar en las visitas guiadas al Garden que hacemos en todos nuestros viajes Trip Double a Nueva York.
Sumando el coste final de toda la construcción y remodelación del Madison Square Garden a lo largo de su vida útil llegamos a la cifra aproximada de 1.100 millones de dólares. Una cantidad desorbitada, sobre todo teniendo en cuenta que estamos hablando el único de los pabellones de la NBA y la NHL que no tiene nombre comercial. Pese a todo pasó por un momento de futuro incierto al plantearse la construcción de una nueva Penn Station, pero finalmente se comenzó una renovación de la misma sin afectar al funcionamiento de un MSG que en 2023 estaba rodeado de andamios, pero cuya actividad interior se desarrollaba en plenas condiciones.